Así, hoy, 10 de Octubre, Día Mundial de la Salud Mental, es crucial poner nuestra salud mental en el centro y analizar las causas que generan ese malestar. A pesar de la diversidad de sus causas, gran parte de nuestros problemas emocionales tienen una causa sistémica
reivindicamos no sólo la necesaria dotación de recursos y dignificación de la atención psicológica y psiquiátrica en el sistema de salud público, sino también la erradicación del contexto que las genera. Es crucial la organización sindical y colectiva para luchar contra estas violencias y, al mismo tiempo, es de extrema urgencia revertir las consecuencias de los recortes y la austeridad que ha sufrido la sanidad pública en las últimas décadas para que ninguna persona quede sin atención por no poder hacer frente al coste desmedido de la atención psicológica privada , o porque no terminamos en una situación de psiquiatrización y medicación del malestar, para tapar la falta de capacidad para derivar al paciente al psicólogo de la Seguridad Social.
También queremos reivindicar la necesidad de visibilizar la importancia de la salud mental: ir al psicólogo y/o al psiquiatra no debe estar estigmatizado. Estar mal no da vergüenza y el primer paso para mejorar es poder hablarlo y estar acompañados por nuestro círculo cercano. La visibilización de la importancia de la salud mental ayuda también a eliminar estigmas y prejuicios y que, una vez roto el silencio, la persona que sufre no reciba comentarios negativos por parte de sus compañeros, amigos y familiares. Es importante la construcción de espacios seguros para poder expresar ese malestar y sufrimiento para evitar que se agrave que pueda escalar en la ideación suicida y su materialización.
