CCOO de Catalunya exige a los nuevos gestores un plan industrial, un plan de inversiones y un plan de formación para asegurar los puestos de trabajo, adaptar los centros y reciclar las plantillas. El sindicato se ha reunido con la dirección y con su representación en la empresa y en las subcontratas. Una amplia delegación de CCOO se ha reunido esta mañana con el presidente y el nuevo consejero delegado del Grupo Celsa.
El sindicato exige a la empresa, que emplea a 3.700 personas y que cuenta con una decena de centros de trabajo en el Estado, que aclare su estado financiero tras el proceso judicial y que elabore un plan industrial desde el diálogo social que permita la recuperación y el crecimiento del grupo. También reclama formación y plan de inversiones, y que se mantenga el trabajo estable y de calidad. Celsa Group no tiene en España un plan industrial que le permita garantizar el futuro de la compañía, así como el mantenimiento del empleo y la actividad en todos los centros de trabajo. Además, el Consejo de Administración no dispone de un socio industrial español experto en el sector. Por si esto no fuera suficiente, en el grupo existe un clima de desconfianza hacia la nueva dirección, porque intentó forzar una reestructuración sin negociación alguna, reduciendo turnos y cambiando calendarios. Lamentablemente, el único plan que en estos momentos conoce a CCOO en el grupo es el de la reestructuración financiera.
Esta es la situación que ha denunciado a CCOO en el encuentro que ha mantenido con la dirección de Celsa Group en Barcelona, tras el cambio accionarial que se produjo cuando una sentencia del juzgado mercantil provocó que la familia Rubiralta perdiera el control del empresa. En la reunión, han participado Unai Sordo, secretario general de la Confederación Sindical de CCOO; Javier Pacheco, secretario general de CCOO de Catalunya; Garbiñe Espejo, secretaria general de CCOO de Industria, y José Antonio Hernández, secretario general de CCOO de Industria de Catalunya. El sindicato ha puesto seis cuestiones sobre la mesa. Por un lado, ha reclamado al grupo siderúrgico el diseño de un plan industrial, desde la participación y el diálogo social, y de un plan de inversiones que permita adaptar los centros de trabajo a las exigencias productivas actuales y futuras. También ha propuesto que Celsa lleve a cabo proyectos para la recuperación y transformación económica (PERTE) que le permitan adaptarse a la transformación energética ya las exigencias de descarbonización. Por último, la delegación sindical ha exigido un plan de formación, el mantenimiento del empleo estable y de calidad, y garantías de que no se venderá o deslocalizará ninguna empresa.
La compañía, que produce acero circular en toda Europa, tiene en plantilla a unas 3.700 personas, que se reparten en diez centros de trabajo (cuatro en Euskadi, dos en Barcelona y uno en Galicia, en Asturias, en Cantabria y en Andalucía). Todas estas empresas tienen convenio colectivo en vigor y expedientes temporales de regulación de empleo por motivos productivos. CCOO es el sindicato mayoritario del grupo al tener el 40% de la representación.
Mala experiencia
Cuando se conoció la sentencia que sacó el control de Celsa Group a la familia Rubiralta y se lo entregó a los acreedores, CCOO manifestó su malestar con la nueva ley concursal, ya que no se le permitió participar en el proceso judicial. El sindicato reclamó lo que previamente había acordado con la SEPI: plan industrial, inversiones y formación, desde el diálogo social.