En las próximas elecciones, ¡te toca a ti!

Artículo de Javier Pacheco, secretario general de CCOO de Catalunya, publicado en Lucha Digital 419

CCOO de Catalunya hacemos un llamamiento a la participación de los trabajadores y trabajadoras catalanes en las elecciones generales para seguir construyendo desde el diálogo social un nuevo contrato social para la clase trabajadora

El pasado 28 de mayo la ciudadanía dio la espalda, en muchos de los casos, a los partidos que en los últimos años han estado al frente de las administraciones. Estos partidos han gestionado una pandemia y las consecuencias socioeconómicas de dos crisis concatenadas, la sanitaria y la inflacionaria. La primera, por los efectos que el paro global que la actividad económica tenía en el conjunto de la sociedad. La segunda, por los efectos de una crisis de suministro y energética que se ha visto agravada por la guerra en Ucrania.

Estos años, las políticas públicas han significado un paquete de medidas para la protección de las empresas y las personas en el ámbito económico y, por supuesto, en lo vital, la salud. También se ha dado una apuesta firme por la UE y sus estados miembros de impulsar una recuperación económica, rápida y orientada a la lucha contra el cambio climático y hacia la digitalización del modelo productivo, con un paquete de miles de millones de euros que determinan el programa de ayudas más importante de la historia de la UE.

En España y en Cataluña este paquete de medidas se ha traducido en la salvación de más de 3 millones de puestos de trabajo y miles de empresas, y se ha acompañado de un paquete de reformas que han recuperado parte de los equilibrios de las relaciones laborales, han impulsado un cambio de modelo a la contratación laboral, dando impulso a los contratos indefinidos, incrementando las rentas de más de 12 millones de personas mediante el SMI y la reforma de las pensiones. Además de implantar otras medidas como el IMV, la ley de la vivienda, etc.

Sin embargo, ¿por qué estas políticas no han sido suficientemente valoradas por la ciudadanía, a pesar de mejorar la vida de millones de personas? Porque para la mayoría no son suficientes. La precariedad instalada en los años previos a la pandemia ha sido muy fuerte y los efectos de la inflación han apaciguado buena parte de las mejoras que se han construido. Han sido los discursos más populistas, los que apelan al proteccionismo económico ya la desinversión fiscal con el espejismo de "el dinero, mejor en el bolsillo", los que se han impuesto en el ideario colectivo. Seguro que los análisis son más complejos, pero pensamos que estas dos ideas planean en la realidad electoral. Porque las cosas de comida, las de la realidad y no las teóricas, son lo que más importa a la gente. Llegar a fin de mes y tener estabilidad para acceder a una vivienda es hoy central para la gran mayoría social.

La derecha y la ultraderecha han instalado en el imaginario de la gente que las crisis se gestionan mejor reduciendo gasto y no protegiendo a la gente con más recursos públicos. Que es mejor descapitalizar al Estado con rebajas de impuestos y privatizar derechos de ciudadanía que fortalecer el estado de bienestar social. Que debe hacerse política para unos pocos, en lugar de mejorar la vida de la mayoría. Es una batalla cultural e ideológica que tiene tres frentes principales:

  • Atacan al feminismo para romper las bases de la igualdad en la sociedad.
  • Atacan a quienes advierten del cambio climático para determinar políticas proteccionistas y segregadoras (campo-ciudad, transición energética o proteccionismo de la obsolescencia, animalismo o tradición, alimentación o ganadería…).
  • Y atacan al sindicalismo para detener el carácter de contrapoder de los trabajadores y trabajadoras para repartir la riqueza, y porque somos un poder organizado con cientos de miles de militantes que empoderamos las prácticas democráticas que la derecha tanto denosta.

La clase trabajadora debe salir con ilusión y esperanza a disputar esta batalla cultural. Es necesario que proclamemos la importancia del feminismo para incorporar en el siglo XXI los derechos de las mujeres con plena igualdad con los hombres. Debemos defender la pluralidad de una sociedad que, desde su diversidad, refuerce el respeto, la tolerancia y la solidaridad.

Debemos disputar la batalla cultural para vivir mejor, pero, sobre todo, para vivir mejor todo el mundo. Vivir mejor es tener mejor trabajo (un contrato indefinido y un salario digno), es tener una casa digna y asequible (gracias a leyes que regulen el precio por no tener que pagar más del 30% de lo que ganamos). Es contar con protección, porque el sistema de cotizaciones permite que todos, autónomos también, tengamos las bajas laborales remuneradas, prestaciones dignas de paro cuando tenemos la mala suerte de perder el trabajo y una pensión digna cuando nos jubilamos.

Disputamos la batalla cultural exigiendo que, cuando caigamos enfermos y enfermas, tengamos un sistema de salud que nos cuide; que nuestros hijos e hijas tengan una escuela sin aglomeración de alumnos en las aulas de las metrópolis, o con recursos suficientes para garantizar la calidad en las zonas rurales; que cuando pasamos necesidad, cuando somos mayores o tenemos alguna dependencia, el sistema nos cuide y no condene sólo a las mujeres a convertir los cuidados en su carga.

Entregamos la batalla cultural para conseguir que la participación ciudadana mejore la calidad democrática. Participar no es sólo votar: es construir comunidad en los barrios, pueblos y ciudades. Hagamos que la cultura sea ​​accesible a todo el mundo y no sea un bien de consumo para unos pocos.

Entregamos la batalla cultural para que las instituciones y la sociedad se comprometan a construir un nuevo contrato social para este siglo XXI, basado en el trabajo digno, la igualdad y la protección social, respetuoso con el planeta y su gente.

Sí, entregamos la batalla cultural, pero con el lenguaje de la gente. No con retórica ni tacticismo de marketing, sino con proximidad y, sobre todo, con sencillez. La sencillez de la verdad y la honestidad. Hablando de las cosas de comer. No es lo mismo que te suban la pensión un 8,5% que un 0,25%. No es lo mismo tener un contrato indefinido que uno temporal. No es lo mismo que el SMI sea de 647€ que de 1.080€. No es lo mismo una escuela gratuita que una escuela de pago. No es lo mismo que la sanidad sea gratuita que tener que pagar una mutua privada. No es lo mismo defender políticas para toda la gente que políticas para alguna gente.

El próximo 23 de julio, la clase trabajadora debe salir a librar la batalla cultural e ideológica, y debe salir a pedir que los partidos se comprometan con las cosas de comer, debe salir a ganar, porque sí, queremos ganar por todos .

CCOO de Catalunya, en estas elecciones, hacemos una llama a los trabajadores y trabajadoras catalanes a participar masivamente, presencialmente y por correo. Es necesario participar para consolidar las reformas pactadas en el diálogo social que han mejorado y deben seguir mejorando la vida de millones de personas. Hacemos un llamamiento a la participación, porque queremos un nuevo contrato social para la clase trabajadora.